Un par de minutos antes de aterrizar en el aeropuerto de Medellín, el vuelo 2933 se quedó sin combustible y se estrelló contra Cerro Gordo en las montañas de Antioquia dejando un reguero de muertos en el cultivo de frijol de la familia Ramírez, ellos fueron los primeros en ir a rescatar.
71 personas murieron y 6 sobrevivieron. Luego se supo que el accidente se produjo por un error humano.
En el avión viajaba el equipo de fútbol brasileño Chapecoense que venía a disputar un partido de la Copa Libertadores contra el Atlético Nacional en Medellín.
Un par de días después los ciudadanos se tomaron el estadio y sus alrededores para rendir homenaje a los fallecidos en el accidente.
Pocas veces he visto tanta gente unida y activa ante el dolor común, guste o no, ahora el fútbol y lo que han creado a su alrededor une más que cualquier otro motivo, niños, señoras y papás se identifican más fácil con el dolor de un hincha en otro país, que con otros horrores diarios en esta ciudad. Pero funciona.
Medellín salió a la calle.