El Rocío, la gran romería católica en España

Más de un millón de personas cruzan cada año los bosques del Parque Nacional de Doñana en una peregrinación que les lleva durante poco más de una semana a dormir rodeados de la que tal vez sea la última naturaleza virgen de toda Europa. Vestimentas típicas y el cante y baile con sones flamencos, anuncian cada año a través del principal santuario de la naturaleza de toda España que ‘el camino’ ha comenzado. El destino es una aldea en la que los caminos son de polvo y tierra, y que tiene una estética anclada en siglos pasados. Imperturbable pero formando parte del marco se encuentra la marisma, un ecosistema en el que el mar se hace presente en forma de una gran masa de agua tranquila y donde todavía residen caballos salvajes conviviendo con flamencos y otras aves, ajenas al espectáculo humano que se da en tierra firme.

El Rocío es la romería católica más multitudinaria del mundo. Esta peregrinación que se lleva a cabo andando, a caballo o en unas singulares carrozas (carriolas) congrega a rocieros de todo el mundo, no sólo de Andalucía o España. Las hermandades rocieras se han multiplicado y hasta esta aldea aislada del vecino pueblo de Almonte (Huelva, España) al que pertenece, acuden pertrechados de viandas y portando en una carroza el simpecado, una imagen de la Virgen del Rocío, una talla en madera, ubicada en la ermita -convertida en santuario de tamaño descomunal y color blanco reluciente-, que es el centro neurálgico de la Aldea del Rocío. La Señora de las Marismas -como también la denominan los devotos-, es una talla en madera que fue encontrada, según la leyenda, por un pastorcillo en el siglo XV, en realidad recupera las religiones de los primeros pobladores de la Península Ibérica, que adoraban a la diosa Astarté, de origen fenicio, vinculada al agua y a la fertilidad.

Pero en la actualidad la celebración de la Virgen es una mezcolanza de consumo de alcohol, cantos religiosos y guitarras flamencas, en una convivencia en el que la Blanca Paloma -el nombre más popular de esta Virgen- es el núcleo de todo y de todos.

Pentecostés es la fecha elegida. Ese día todos los peregrinos han llegado a la aldea y de madrugada rodean le ermita-santuario. Una reja separa a los rocieros de los ‘elegidos’: un grupo de almonteños que, según la leyenda, cuando el espíritu santo se anuncia hace que se lancen a por la imagen y la lleven en volandas a través de un gentío enfervorizado en plena madrugada. El salto de la reja es el momento de la catarsis del camino, el instante en el que la emoción de los devotos invade a la masa que trata de acercarse para lograr, los más afortunados, tocar el manto de oro de la Virgen.

Ricardo Gamaza. Periodista ambiental y director de documentales.