Sanando al Peñón y al Samaná.

En uno de sus viajes astrales en la Sierra Nevada, el mamo Vicencio sintió el llamado de una gran piedra, estaba herida y enferma cerca de Medellín.

A los pocos días viajó en autobús desde Santa Marta con Jaison, su guía y traductor, para conocer y comenzar a sanar la piedra enferma.

Era la Piedra del Peñol, una enorme roca de 200 metros de altura convertida en lugar turístico y frecuentado por miles de personas cada fin de semana, la piedra está rodeada por la represa de Guatapé, primera de una serie de embalses e hidroeléctricas que han transformado social y ambientalmente gran parte del oriente de Antioquia de manera drástica.

Desde la base del peñón, después de caminar, tocar y sentir la roca, el mamo Vicencio hizo su pagamento, una ofrenda o ritual de reparación a la piedra herida.

Continuamos hacia las chorreras de Narices, un lugar mágico a orillas del río Samaná, último río libre y limpio de la región ahora amenazado por la futura construcción de un nuevo proyecto hidroeléctrico sobre sus aguas.

Apoyando la iniciativa de Salvemos el Río Samaná Norte, el mamo realizó un pagamento en unas piedras cerca de la orilla del río y habló de los riesgos que estamos corriendo al seguir taponando y bloqueando el libre flujo de nuestros ríos.

Son venas y arterias de un cuerpo vivo que necesitan fluir y no ser controlados, si lo continuamos haciendo la Madre Tierra seguirá enfermando aún más, y serán nuestros hijos y nietos quienes paguen y sufran las consecuencias. Debemos empezar a protegerlos.

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